Un orfanato “nació” en el Mali en febrero 2008.
EUROPA
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En Europa también estamos también a veces interpelados para dar una ayuda a niños.
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Gracias a la fidelidad y a la generosidad siempre renovada de nuestros padrinos y dadores, Misión Cristiana ha llegado con tiempo para salvar a seres humanos sufriendo tanto por una falta de comida que por una angustia provocada por la inseguridad del mañana.
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Los dones han permitido de alcanzar numerosos de objetivos. Otros se realizarán pronto gracias a su ayuda.
El gran problema de África es el porcentaje elevado de natividad. Eso se debe en parte a un porcentaje elevado de mortalidad y a la creencia que es un deshonor por un padre africano de tener a una familia muy pequeña. La ganancia (cuando tienen la suerte de trabajar), es tan insignificante que los niños pueden todos ser considerados como huérfanos. Que sea en RDC, en el Congo o en el Burkina Faso, el problema es el mismo.
Su contribución ofrece a todo este mundito una oportunidad de un futuro mejor. Los niños acogidos son huérfanos, niños maltratados, abandonados o vienen de una familia muy pobre. En principio, cuando la familia está viva, pero muy pobre, ayudamos a la familia a cuidar ella misma al niño. Su participación contribuye a ofrecer a ese gran circulo una porvenir mejor, hecho de amor y de confianza.
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ÁFRICA
INDIA
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Desde hace más o menos 30 años, el niño abandonado, huérfano o en la necesidad está acogido en uno u otro de nuestros orfanato en India en donde recibe en primer lugar amor, cuidado y familia. Los niños acogidos frecuentan la escuela y son asistidos hasta su autonomía.
CADA NIÑO TIENE EL DERECHO DE TENER UNA NIÑEZ FELIZ
Muchas veces no hemos podido todavía encontrar a un padrino o a una madrina y estamos confrontados al escoger aceptar o no a niños. No tenemos la “valentía” de rechazar a niños en la necesidad. Por eso, al lado de un patrocinio de niños, hemos concebido los patrocinios de grupos todavía no patrocinados.
250 millones niños están explotados en el mundo del trabajo, a veces durante dieciocho horas al día, por una sola comida cotidiana. Otros que no tiene esa “suerte” están obligados de mendigar, de robar o de prostituirse para recibir un pedazo de pan.
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No desraizamos el niño de su patria, de su familia y de su cultura para hacerle venir a Europa. Preferimos ofrecerle regularmente un apoyo económico indispensable que le garantiza la persistencia de la ayuda en su propia nación.